Nuestra Iglesia ...
Las instrucciones del Señor fueron claras en cuanto a cuál debería ser nuestro norte en relación al trabajo que la Iglesia debe ejecutar mientras estemos sobre la faz de la Tierra. Mateo 28:18-20 es ampliamente conocido por todos nosotros, y por esa razón, seremos juzgados más rigurosamente por desviarnos del mismo. Su mandato comienza con un recordatorio a los discípulos sobre el marco de Su autoridad; “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra...”. No es una frase en el vacío, es la reafirmación de que Él no solo ostenta poder (su resurrección lo confirma), sino que también posee la autoridad para enviar a quien Él quiere a cumplir con el resto de la misión. De manera, que Jesús mismo nos delega autoridad, y más adelante nos infunde el “poder” por medio de la llegada de Su Santo Espíritu para realizarla.
La iglesia individual y colectivamente como Cuerpo, tiene la responsabilidad vicaria de ejercer las funciones para las que fue delegada. Nuestra responsabilidad ministerial es aportar en la capacitación de los santos para que ejerzan el Ministerio para el cual todos fuimos llamados. Esa responsabilidad no nos llama a tener el papel protagónico, pero si ejemplar. Pablo exhortó a Timoteo, que como Pastor fuera diligente, aprobado ante Dios, trazador de la Palabra de verdad.
Firmeza y constancia son características que deben permear en nuestra relación con Dios. Son elementos fundamentales para no perder o procrastinar el mandato del Señor. Distracciones siempre vendrán, pero no pueden ser la excusa o la fuerza para no obedecer y cumplir. Nuestro trabajo en el Señor debe reflejar fruto. El primer fruto debe verse en nosotros, es el fruto del Espíritu que narra Pablo en Gálatas 5:22-23. Pero, también debe manifestarse en vidas, que impactadas por nuestro testimonio de Cristo, puedan entrar en una nueva vida que siga perpetuando el mensaje de esperanza y transformación que el mismo Cristo predicó y que ahora nos encomendó a nosotros.
Estos procesos están enmarcados en nuestra misión como Iglesia, que sigue el modelo dado por Jesús en Mateo 28:18-20.
Has esta tu misión junto a nosotros.
Rev. Evaristo Marrero
Pastor
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